Jonah Daveson nació en Nueva York en 1985, hijo de una madre quebrada por la adicción. Creció entre pasillos de narcopisos y noches donde los relojes servían más para marcar deudas que para dar la hora. Muy pronto mostró el talento inquietante de los Cronómacas: podía rebobinar objetos, devolverles frescura o prolongar su vida útil con un gesto inconsciente. Desde niño, su magia se volvió tanto un consuelo como una trampa.

Adoptado por un mago relojero, Aurelio Santangelo, recibió una primera educación arcana: la paciencia de los engranajes, la obediencia del tiempo domesticado. Sin embargo, la indisciplina y la rabia infantil lo llevaron a perder a su mentor en un accidente cronomántico. Vagabundeó por ciudades grises, donde aprendió a sobrevivir utilizando su don en lo banal: gasolina rejuvenecida, comida rehecha, billetes reimpresos. Su vida fue un desfile de amistades efímeras, fiestas improvisadas y techos prestados.

El 2006 lo cambió todo. La Catástrofe de Nevada sacudió la Urdimbre y le mostró un mundo más grande que sus pequeños trucos. Allí conoció a Gothalie Voileur, quien lo reclutó para los Guardianes de la Justicia. Bajo su disciplina, Jonah comenzó a enfocar su poder hacia la protección de otros: aprendió a alterar la edad aparente de las personas, a devolver vigor a lo debilitado y a usar su don como herramienta, no como capricho.

Para 2007, Jonah se encontraba en el umbral de un cambio: ya no era el niño que gastaba minutos como monedas, sino un joven que entendía la responsabilidad de sus dones. Consciente de sus limitaciones pero decidido a no repetir los errores de su infancia, empezó a caminar entre los suyos como aliado en lugar de espectador.

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